1150. Per què tenir molt poc significa tant (1)
Fent neteja em trobo amb un llibre que vaig llegir fa un temps de temàtica que barreja la sociologia amb l’economia. El signen Sendhil Mullainathan i Eldar Shafir i te de títol «Escasez. ¿Por qué tener muy poco significa tanto?». Abans de prescindir-ne en transcric alguns fragments i ja veig que em sortiran 6 entregues. En aquest primer escrit rescato alguns apartats del capítol 1 «Enfoque y visión de túnel» on vaig conèixer conceptes positius com el dividend de l’enfocament i negatius com la visió de túnel.
En una vinyeta de Calvin and Hobbes:
HOBBES: ¿Todavía no tienes una idea para tu historia?
CALVIN: No puedes encender la creatividad como si fuera una llave de agua. Hay que tener el estado de ánimo adecuado.
HOBBES: ¿Cuál sería ese estado de ánimo?
CALVIN: El pánico del último minuto.
El capítol aprofundeix en el fet que la pressió ben entesa pot augmentar el nostre rendiment. D’aquesta manera, per exemple, tenir un temps limitat per fer una cosa pot incentivar la nostra eficiència i creativitat.
“Los psicólogos estudian los beneficios de las fechas límite en experimentos más controlados.
El grupo con las fechas más limitadas fue el más productivo. Se atrasaron menos (aunque tenían más fechas límite que cumplir), encontraron más errores tipográficos y ganaron más dinero.
Las fechas límite no sólo aumentan la productividad. El cambio en la escasez percibida alteró la forma en que los estudiantes manejaron el tiempo. Cuando sintieron que tenían poco tiempo, trataron de aprovechar más cada día.
Se ha observado este efecto de la escasez de tiempo en campos muy diversos. En experimentos de mercadotecnia de gran escala, a ciertos clientes se les envió un cupón con una fecha límite, y a otros, otro sin fecha límite. A pesar de ser válidos por un periodo más largo, es menos probable que se usen los cupones sin fecha límite. Sin escasez de tiempo, el cupón no genera atención e incluso se le puede olvidar.
Las fechas límite son eficaces precisamente porque crean escasez y centran la mente. Cuando casi no hay tiempo, se le saca más provecho, ya se trate de trabajar o de disfrutar. A esto se denomina dividendo del enfoque: el resultado positivo de que la escasez se apodere de la mente.”
«Tener pocos arándanos en un videojuego se parece muy poco a tener unos cuantos minutos restantes en una reunión o unas cuantas horas para la finalización de un proyecto. Concentrarse en cada disparo, en la fuerza para tirar de la resortera y cuándo soltarla se parece muy poco a las complejas decisiones que determinan la conversación y el ritmo laboral. Despojamos al mundo de toda su complejidad, excepto por la escasez, y no obstante se presentó la misma conducta. Estos resultados iniciales con los arándanos ilustran—independientemente de todo lo demás que pueda suceder en el mundo—que la escasez por sí sola crea un dividendo del enfoque. El dividendo del enfoque—mayor productividad cuando se enfrenta una fecha límite o la ventaja en la puntería de los pobres en arándanos—proviene de nuestro mecanismo central: la escasez captura la mente. La palabra captura es esencial en este caso: esto sucede inevitablemente y sin nuestro control. La escasez nos permite hacer algo que no podríamos hacer fácilmente sin ella.»
Però, si bé l’escassetat ens pot ajudar a enfocar-nos també té un cost: excloure d’altres vessants de la realitat.
“En vez de decir que la escasez “enfoca” igual podríamos decir que la escasez produce “visión de túnel”: concentrarse únicamente en el manejo de la escasez que nos afecta en ese momento.
Susan Sontag hizo un comentario famoso: Fotografiar es enmarcar, y enmarcar es excluir.
Concentrarse es positivo: la escasez nos enfoca en lo que parece, en ese momento, lo más importante. La visión de túnel no es positiva: la escasez genera visión de túnel y descuida otras cosas, tal vez más importantes.
La escasez captura nuestra atención. Vemos ahora que este mecanismo primitivo se transforma en algo mucho más grande. La escasez altera la forma de ver las cosas, nos hace elegir de otra manera. Esto crea beneficios: por el momento somos más eficientes. Pero también tiene un costo: al concentrarnos en una sola cosa descuidamos otras que en realidad valoramos.”