503. Concha Méndez
Llegir antologies té de bo que descobreixes autors que desconeixes. I després pots anar una mica més enllà. Avui transcric diversos poemes de Concha Méndez, poetisa de la Generació del 27. I els acompanyo de versions musicades o recitacions bellísimes. Abans, però, un resum de la seva història:
Me gusta andar de noche las ciudades desiertas
Me gusta andar de noche las ciudades desiertas,
cuando los propios pasos se oyen en el silencio.
Sentirse andar, a solas, por entre lo dormido,
es sentir que se pasa por entre un mundo inmenso.Todo cobra relieve: una ventana abierta,
una luz, una pausa, un suspiro, una sombra…
Las calles son más largas, el tiempo también crece.¡Yo alcancé a vivir siglos andando algunas horas!
Malva y rosa
De este sueño malva y rosa
que sueña el agua del río,
se van rosando en la tarde
las velas de mi navío.De las lejanías vengo.
Cruzo fente al espigón.
Una canción marinera
se rosa en mi corazón…Atardecer. En el Plata.
Sueño, frente a la ciudad.
Izadas llevo las velas,
velas de mi soledad…Y se me van con el día
-no sé adonde se me irán-
las luces de mi alegría.
Todo, menos venir para acabarse
Todo, menos venir para acabarse.
Todo, menos venir para acabarse.
Mejor rayo de luz que nunca cesa;
o gota de agua que se sube al cielo
y se devuelve al mar en las tormentas.0 ser aire que corra los espacios
en forma de huracán, o brisa fresca.
¡Todo, menos venir para acabarse
como se acaba, al fin, nuestra existencia!
Quisiera tener varias sonrisas de recambio
Quisiera tener varias sonrisas de recambio
y un vasto repertorio de modos de expresarme.
O bien con la palabra, o bien con la manera,
buscar el hábil gesto que pudiera escudarme…Y al igual que en el gesto buscar en la mentira
diferentes disfraces, bien vestir el engaño;
y poder, sin conciencia, ir haciendo a las gentes,
con sutil maniobra, la caricia del daño.Yo quisiera ¡y no puedo! ser como son los otros,
los que pueblan el mundo y se llaman humanos:
siempre el beso en el labio, ocultando los hechos
y al final… el lavarse tan tranquilos las manos.
Vine
Vine con el deseo de querer a las gentes
y me han ido secando mi raíz generosa.
Entre turbias lagunas bogar veo a la Vida.
Deja estelas de fango, al pasar, cada cosa...
Y hablo así, yo que he sido vencedora en mi mundo,
porque pude vencerme y vencer a deseo.
Pero no me he querido engañar inventándome
una imagen equívoca. Me forgé en cuanto veo...
No despierto a una hora que no traiga consigo,
en un sordo silencio, una queja enganchada.
Tiene el alma un oído que la escucha y la siente
y recibe esta queja con la pena doblada…