847. Déu que es mou
Em trobo un escrit de Pedro Huerta («Dios que se mueve») que m’interpel·la només començar a llegir-lo. El transcric parcialment a continuació.
“El movimiento se demuestra andando, afirma un conocido dicho. El filósofo chino Lao Tse lo expone más visualmente: “Un árbol del grosor del abrazo de un hombre nace de un minúsculo brote, una torre de seis pisos comienza con un montículo de tierra, un viaje de mil leguas comienza en un solo paso.” Es ese paso que nos saca de nuestras seguridades interiores el que hace que todas las cosas sean realmente nuevas. Sin un movimiento omnidireccional, interior y exterior, nuestra comprensión del mundo y de nosotros mismos se hace pequeña, y nos volvemos mediocres.”
Em sento en aquest primer pas que t’exposa al buit, i alhora amb una necessitat imperiosa de brollar i no acomodar-me en una seguretat que em torni mediocre.
“Y Dios, se mueve. Es difícil comprenderlo si no lo entendemos en su movimiento, y a nosotros como parte del mismo. El permanente empeño de explicarnos la trascendencia en clave de misterio ha construido una fe quietista y sin horizonte, justificada en teologías de sacristía y despacho, absorta en dogmas incuestionables y confortables, porque solo nos exige un movimiento, al interior, que resulta más cómodo y seguro que dar un solo paso hacia lo inexplorado. Pero la vida en la que Dios se recrea, con la que juega a la admiración permanente, nos devuelve la necesidad del reto, del movimiento, para alcanzar a comprenderla y abrazarla.”
La màgia de la vida és molt més que uns símbols i uns dogmes: també és una obertura cap allò desconegut, una confiança sense límits al que vindrà i una mirada conscient i interessada al proïsme.
“Me gusta esta imagen de Dios que se mueve. Es un movimiento que integra, fuerza centrípeta que nos devuelve al centro, nos incorpora a su proyecto y misión para esta creación que no acabamos de entender, y por eso la maltratamos, como queriendo encontrar a la fuerza un sentido a todos los enigmas en que nos perdemos. El movimiento interior e integrador de Dios nos envuelve en una unidad no uniformada, que no disuelve nuestros talentos personales en la masa amorfa del pensamiento único, sino que ayuda nuestra debilidad descubriéndonos el valor de nuestra existencia, señalando el punto de apoyo que tantos han buscado para mover el mundo, y moverse ellos mismos. Pero es necesario estar atentos, cuidar de que ese punto de apoyo no se convierta en excusa para imponer ideas, sentimientos o verdades, ni siquiera sobre Dios mismo. De esta tentación ya andamos bien servidos.
Dios es también un movimiento que desplaza y lleva a las periferias, fuerza centrífuga que descoloca nuestros intentos de descansar en las seguridades personales, nos impide caer en ese agujero negro yoísta del que no escapa nada.”
La mirada cap endins i cap enfora, tan ben expressada: omnidireccional, en deia. Els perills a postures extremes, tan evidents. Ens cal molta serenor, pregunta interior, sinceritat i amor als altres per no convertir la nostra vida en un forat negre que tot ho absorbeix, fins i tot la llum de qui ens envolta. En tot estimar i servir, deia Sant Ignaci.
“Dios es movimiento que revoluciona, fuerza electromagnética que cambia el orden de las cosas conocidas, todo lo hace nuevo, actúa sin ser visto, afronta el miedo y aletea creando espacios vitales infinitos. Cuando nuestros cambios y movimientos solo consiguen devolvernos al punto de partida, y ya no podemos distinguir los cimientos que nos sustentan de los contrafuertes que nos apuntalan, entonces nos volvemos indiferentes y contrarrevolucionarios. Si nuestro amén es sumisión que no hace temblar las convicciones, ni renueva nuestro lenguaje, que nos acomoda en los símbolos rituales y nos hace aparecer como ingenuos inofensivos, entonces ese amén acaba siendo para otros dioses, más interesados en el movimiento de la bolsa que en el de los corazones, más preocupados por salvaguardar las ideas inamovibles de nuestro estilo de vida que por el contagio que nos traigan otras culturas, otras formas de creer, incluso de amar.”
La vida és novetat, és obertura, és incertesa, és gresol, és amor.
p.d. Ja em val que després de tenir escolaritzada una filla diversos anys a una escola de nom Gresol no hagi sabut fins avui que «un crisol de civilizaciones» es tradueix en català per «un gresol de civilitzacions».